Familia es familia y cariño es cariño.
por: Mauricio Molinares
Durante mucho 9empo, muchos de nosotros —sobre todo los hombres— fuimos educados
en la idea de que estar bien era una obligación.
Nos enseñaron a resistir a no quebrarnos, a responder siempre con un “todo bien” aunque el alma pidiera una pausa.
Pero la vida, con su sabiduría, termina enseñándote que la verdadera fortaleza no está en no caer, sino en tener dónde levantarte.
Y ese “dónde”tiene nombre: FAMILIA.
La familia es ese espacio donde uno puede ser sin explicaciones, donde no hay que fingir certezas ni esconder silencios. Es el sitio donde el amor se manifiesta en los gestos más simples: una conversación al final del día, un plato servido con cariño, una risa compartida
que desarma el cansancio.
La psiquiatra Marian Rojas Estapé lo describe con una claridad luminosa:
“Las personas que nos quieren bien son como vitaminas emocionales; nos calman, nos regulan, nos devuelven la ilusión de vivir.”
Y qué razón tiene
No hay mejor vitamina para el alma que los tuyos:
los padres que con su ejemplo te enseñaron a creer, la esposa o el esposo que camina contigo cuando la vida aprieta,
los hijos que te recuerdan cada día por qué vale la pena seguir, y los verdaderos amigos que dejaron de ser amigos… porque ya son familia.
Ellos son el refugio que no se anuncia pero siempre está.
El sitio al que vuelves cuando el ruido del mundo se apaga.
El lugar donde uno recuerda que la vida sigue teniendo música.
Y hablando de música, Rubén Blades lo dijo con sabiduría caribe y su corazón de poeta:
“Familia es familia, y cariño es cariño.”
La familia tiene un lenguaje que no se olvida: el del amor que perdona, que espera y que vuelve a abrazar.
Allí aprendemos a reír incluso en días nublados, a celebrar lo cotidiano, a descubrir que no todo está perdido mientras haya un hogar donde te esperen.
Por eso hoy, más que una reflexión, esto es un agradecimiento.
A quienes me han acompañado en cada etapa, a quienes me sostienen sin palabras, a
quienes me recuerdan que no hay refugio más seguro que el amor compartido .
Porque el mundo cambia, los años pasan, los retos pesan…pero hay algo que permanece invencible:
el amor que se cocina en casa, el que sana sin decirlo, el que te devuelve la fe sin prometer nada.
Así que celebra a tu familia.
Llámala, abrázala, rían juntos, reconcíliense si es preciso.
Hazlo hoy.
Porque mientras existan hogares donde el amor siga encendido,ninguna tormenta será suficiente para apagar la esperanza.
Familia es familia, cariño es cariño!
