FE QUE TUMBA TECHOS
por: Mauricio Molinares Cañavera
Hay canciones que no solo se escuchan, se viven. Una de las que más me gusta desde mi
infancia es “Tumba techo” del gran Joe Arroyo. En ella, Joe describe una rumba tan
intensa y encendida que parece que el techo se va a caer.
Pero hace más de dos mil años, otro hombre —esta vez de forma muy real y no en una
fiesta— vio un techo abrirse y moverse. Fue Jesús.
Imagínese la escena: una casa llena, abarrotada de gente. Afuera, un hombre paralíIco, sin
poder moverse, pero rodeado de amigos que se niegan a rendirse. No encuentran por
dónde entrar, así que deciden subir al techo, abrir un hueco y bajarlo con cuerdas justo
frente a Jesús.
La Biblia dice que Jesús, al ver la fe de ellos, no solo sanó al paralíIco, sino que primero le
perdonó sus pecados. Esa fe acIva, atrevida, que no se conforma con excusas ni
mulItudes, es una fe que rompe techos. Una fe que abre caminos donde parece
imposible.
Hoy quizás tengamos amigos “sin fuerzas para avanzar”: postrados en una cama,
atrapados en el dolor, paralizados emocionalmente o simplemente cansados del alma.
Esta columna es un homenaje a esos amigos que me han cargado cuando no puedo más,
gracias, ustedes saben quienes son- y también un llamado a ser ese amigo que, con fe y
acción, carga a los demás.
A veces tu oración, tu abrazo, tu presencia, pueden ser la cuerda que baja al amigo frente
al Maestro. No siempre podremos sanar, pero siempre podremos acercar.
Hoy te invito a mirar alrededor y reconocer a esos amigos que están sin fuerzas para
avanzar. Sé ese amigo que no se queda quieto, que carga, que ora y que lucha por los
demás.
Porque la fe que cambia historias no es la que se queda esperando, sino la que se mueve y
rompe cualquier límite.
Al final, el verdadero milagro no es solo creer… sino tener una fe que tumba techos.
