Yo creo en muchas cosas que no he visto
por: Mauricio Javier Molinares Cañavera
Crecí en una casa donde la fe no solo se hablaba… se respiraba. Una casa llena de libros y de discos. Mi papá, sin saberlo, me regaló dos pasiones que marcaron mi vida: la lectura y la música. Estaban por todas partes, como si fueran parte del mobiliario de la casa. Libros en los rincones, discos en los estantes, canciones en el aire.
Muy niño leí la obra del autor francés Antoine de Saint-Exupéry, El Principitoi
. No entendía
del todo aquella frase tan famosa: “Lo esencial es invisible a los ojos”. Me parecía bonita, sí, pero lejana. También escuché “Oh, que será”ii, una canción de origen brasilero,interpretada
por Willie Colón —tan suave que empezaba casi como un secreto— que decía: “Yo creo en
muchas cosas que no he visto. Ustedes también, lo sé”. Y aunque no lo sabía entonces, esas
dos frases se me incrustaron en el alma como semillas que solo florecerían con el tiempo.
Porque fue con los años —y con los golpes y regalos de la vida— que entendí que sí, lo más real muchas veces no se ve. Que hay verdades que no se pueden tocar, pero que sostienen el universo. Que hay silencios que sanan más que mil palabras. Que hay canciones que abrazan, oraciones que levantan, y promesas que, aunque no se han cumplido, ya nos están
transformando.
La fe, la esperanza, el amor… no se pueden envolver ni taguear en redes. Pero son más
necesarios que el aire. Son el aliento de lo invisible. He visto sueños cumplirse que otros llamaban imposibles. He visto caminos abrirse donde antes solo había paredes. Pero
también he visto cómo Dios, en su infinita sabiduría, ha dicho “no” a cosas que yo deseaba con el alma. Y con el tiempo, entendí que ese “no” también era un milagro. Porque Dios no es notario de mis deseos… Él es autor de un plan mucho más excelente para mí.
Dios no necesita lógica para actuar. Ni explicación para sorprender. Él pone visiones en el corazón y las riega con lágrimas, con espera, con fe. Y cuando florecen, entendemos que
siempre supo mejor que nosotros. Que aunque yo quería una puerta, Él me tenía preparada
una casa entera. Que aunque pedía un consuelo, Él ya estaba preparando una gran victoriapara mí.
Hoy, desde esta etapa de la vida, puedo mirar atrás y conectar los puntos. Y lo que encuentro no es casualidad. Es propósito. Es amor. Es fidelidad. Entiendo aquella línea de El Principitocomo nunca antes. Entiendo aquella voz suave de Willie como un eco de mi propia fe:
“Yo creo en muchas cosas que no he visto”.
Y lo digo con la certeza de quien ha probado el milagro de lo invisible.
La Biblia dice contundentemente:
Desde el principio del mundo, ningún oído ha escuchado, ni ojo ha visto a un Dios como tú, quien actúa a favor de los que esperan en él” (Isaías 64:4, NTV).iii
¡Qué promesa tan bella! Dios actúa. No siempre cuando queremos. No siempre como
imaginamos. Pero siempre a favor de los que creen, de los que esperan, de los que se
atreven a confiar aunque no vean nada.
Yo sigo creyendo en muchas cosas que no he visto.
Creo en las promesas de Dios.
Creo en el poder de una oración sincera.
Creo en los abrazos que sanan.
En las canciones que nos devuelven el alma.
En los libros que nos abren el corazón.
Creo en un Dios que no siempre concede… pero siempre bendice.
Recuerda esto…
¡Al que cree, todo le es posible!
i Saint-Exupéry, Antoine de. El Principito. Traducción de Bonifacio del Carril. Buenos Aires: Emecé Editores,
1951 (edición original en francés: Le Pe.t Prince, 1943).
ii Colón, Willie. “Oh Qué Será.” En Fantasmas. Fania Records, 1981. Adaptación al español de “O Que Será (À
Flor da Pele)” de Chico Buarque (Brasil, 1976).
iii Isaías 64:4, Biblia Nueva Traducción Viviente (NTV): “Desde el principio del mundo, ningún oído ha
escuchado, ni ojo ha visto a un Dios como tú, quien actúa a favor de los que esperan en él.”
