¿QUIÉN LIDEitadRA AL. LIDER?
Por: Mauricio Javier Molinares Cañavera
Nadie puede llevar a otros donde no ha aprendido a conducirse a sí mismo.
Antes de liderar equipos, empresas o naciones, el líder es gobernado por algo más
íntimo: sus pensamientos, sus valores, sus emociones.
“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7).
No somos más que el eco de lo que pensamos. Y en el liderazgo, ese eco resuena en la
vida de muchos.
Hay un gran conflicto muy antiguoo: una guerra silenciosa que se libra dentro de cada
persona. La guerra en los pensamientos. Porque si sé cómo piensas, sé cómo vives.
La vida externa no es más que el reflejo inevitable de la vida interior. Nadie puede
sostener acciones que contradigan sus pensamientos más profundos: tarde o temprano,
las decisiones, los gestos y hasta los silencios revelan en qué creemos de verdad.
La forma en que eliges, trabajas, lideras o amas no surge de la nada; brota del tejido
silencioso de tus ideas y de los valores o antivalores que gobiernan tu mente.
John Maxwell, en su Ley de la Imagen de Las 21 leyes irrefutables del liderazgo, lo
afirma con contundencia:
“Los líderes deben ser lo que quieren que sus seguidores sean. No pueden pedir a otros
que hagan lo que ellos mismos no están dispuestos a hacer.”
No lideramos con lo que decimos. Lideramos con lo que somos. Y lo que somos nace en
lo invisible: en nuestros pensamientos, nuestros principios, nuestras decisiones íntimas.
Por eso, mi mayor compromiso como líder debe ser aprender a pensar bien: cultivar la
ética, la honra, la dignidad, la meritocracia, la moral, mis valores y mis principios. Porque
el poder, cuando no nace de la virtud, se vuelve violencia. Y el liderazgo, cuando no es
gestionado desde lo alto del pensamiento, pierde su majestad y se convierte
simplemente en administración.
Un estudio del Centro de Inteligencia Emocional de Yaleiv encontró que los líderes que
gestionan bien sus emociones no solo obtienen mejores resultados, sino que también
construyen equipos más felices, creativos y resilientes. El pensamiento sereno y positive un líder se traduce en decisiones más justas, ambientes más sanos y proyectos más
sólidos.
Nadie puede llevar a otros donde no ha aprendido a conducirse a sí mismo. Una mente
desordenada, un corazón herido o unos valores corroídos son peligros invisibles que
terminan por arrastrar todo a su paso.
Así como un piloto garantiza su salud antes de despegar, quien lidera vidas debe
garantizar que su pensamiento y su alma estén en buen estado. Porque antes de liderar
a otros, debe liderarse a sí mismo.
El líder que no cuida lo que piensa, lo que siente y lo que cree, se convierte tarde o
temprano en un riesgo para quienes han confiado en él.
Liderar empieza por dentro. Porque quien no gobierna su propio pensamiento,
terminará gobernando desde su caos.
¿Qué hay en nuestro pensamiento?
¿Qué ideas, qué valores, qué guerras estamos librando en silencio?
Lo que habita hoy en nuestra mente, dirigirá nuestros pasos mañana. Y nuestros pasos
deben estar a la altura del honor que implica liderar.
REFERENCIAS:
i Santa Biblia, Reina-Valera 1960, Sociedad Bíblica Trinitaria, Proverbios 23:7.
iii Maxwell, John C. Las 21 leyes irrefutables del liderazgo: Siga estas leyes y la gente lo seguirá. 10.ª
edición aniversario, Grupo Nelson, 2017.
iv Brackett, M. A. (2020). Managing Emotions in Times of Uncertainty and Stress. Yale Center for Emotional
Intelligence. Recuperado de https://medicine.yale.edu/ childstudy/services/community- and-schools-
programs/center-for-emotional- intelligence/course/Wikip